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Masacre en Aurora: Todavía no sé qué realmente sucedió

Francisco Miraval

La masacre del viernes pasado en un cine en Aurora, Colorado, ocurrió a sólo algunos kilómetros de la casa en la que resido desde hace casi dos décadas y en un lugar que conozco y visito con cierta frecuencia. Pero tras haber escrito numerosas historias, hecho varias entrevistas radiales y hablado cara a cara con sobrevivientes, aún no sé cuál es la historia o la nota.

Por ejemplo, al hacer una entrevista para Mendoza, Argentina, las preguntas se enfocaron en la posible conexión entre la pobreza y la violencia (como si solamente los pobres fuesen violentos) y en la necesidad de un mayor control de la portación de armas (como si en los países en los que existen esos controles la violencia fuese menor).

Luego, al hacer una entrevista para una radio en París, Francia, todas las preguntas giraron en torno al impacto que la masacre tuvo en la comunidad hispana en la zona de Denver, como si los muertos y heridos de otros grupos étnicos no fuesen de importancia para los hispanos, o como si los hispanos solamente llorasen por otros hispanos.

En total escribí diez historias, tomé cientos de fotografías, asistí a varias conferencias de prensa, entrevisté a decenas de personas (incluyendo una madre que estaba con sus dos hijos en la sala donde se produjo el tiroteo – todos escaparon ilesos –), pero aún no sé realmente qué pasó.

Parte del problema son las numerosas distorsiones de la historia. Un importante medio nacional enfocado en minorías publicó una nota hablando de “pánico” en la comunidad hispana de Colorado, algo que nunca sucedió. Y por lo menos una persona, y quizá dos, me proveyeron información falsa sobre las víctimas de la masacre, quizá incluso sin mala intención.

Por eso, resulta difícil remover las múltiples capas de este trágico evento y llegar a alguna explicación. O quizá, como bien dijo el Dr. Albert Hernández, presidente interino de la Escuela de Teología Iliff en Denver, no hay explicaciones y si las hubiese de todos modos serían insuficientes.

Pero lo que más me molestó fueron las constantes preguntas sobre por qué pasa algo así en Colorado. Mi respuesta siempre fue: ¿Y por qué no?  Dios quiera que ya no haya más masacres, pero no solamente en Colorado, sino en ningún otro lugar.

¿Por qué cuestionamos y analizamos las razones de una masacre en Colorado y no hacemos lo mismo cuando vemos en las noticias atrocidades mucho mayores en otros lugares? ¿Está mal que mueran personas inocentes en un cine en Colorado, pero está bien que mueran aldeanos inocentes en Afganistán o campesinos inocentes en México?

También me molestaron las imágenes que, como parte del proceso de duelo, comenzaron a distribuirse en las redes sociales en las que se muestra a Batman llorando. Batman no llora, ni ríe, ni sufre. Es un personaje de ficción. Pero las vidas perdidas y las personas heridas son reales, muy reales.

Existen tantos niveles de análisis y tantas preguntas sin respuesta que todavía no entiendo qué pasó.

 

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