Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

Dos grupos distintos con dos actitudes contrapuestas

Francisco Miraval

La semana pasada asistí a dos conferencias el mismo día. Por la mañana estuve con un grupo de familias de inmigrantes hispanos con hijos con discapacidades. Por la tarde estuve con un grupo de académicos y empresarios blancos. ¿Quisieran adivinar cuál de los dos grupos proyectaba una actitud positiva y superadora y qué grupo se concentró en problemas y en pensamientos negativos?

El grupo de la mañana incluía a unas cien personas. La gran mayoría de ellas eran inmigrantes o hijos de inmigrantes, con distintos niveles de adaptación y aculturación a la vida en Estados Unidos y con muy dispares niveles de dominio del inglés. Con la excepción de algunos invitados, la mayoría del grupo carecía de estudios formales avanzados y el promedio anual de ingresos de esas familias ciertamente no era muy alto.

El grupo de la tarde también incluía unas cien personas, entre quienes había contadísimos inmigrantes. Todos los oradores y participantes mostraban un perfecto dominio del inglés y todos ellos evidenciaban un alto nivel académico. Entre los participantes de ese encuentro figuraban dirigentes comunitarios, profesores universitarios, empresarios, educadores y expertos a nivel nacional.

Por la mañana, varias veces escuché testimonios de las bendiciones recibidas en las vidas de las familias a cargo de hijos con discapacidades. Por la tarde, una y otra vez escuché cuántos problemas sin solución existen en este mundo y lo poco se puede hacer para solucionarlos.

Por la mañana, las madres y los padres compartieron fotografías de sus hijos y de las actividades que realizaron con sus hijos, desde llevarlos a la escuela hasta salir a recorrer senderos montañosos en sillas de ruedas. Por la tarde, los presentadores compartieron sus presentaciones prefabricadas para resaltar los logros de sus respectivas organizaciones.

Por la mañana, las personas hablaron espontáneamente, sin libreto y desde el corazón. Por la tarde, hablaron leyendo notas y siguieron el libreto tan estrictamente que en caso uno de los oradores tuvo que hacer una pausa de cinco minutos hasta encontrar la página adecuada para luego seguir leyendo.

Por la mañana, las familias, lejos de lamentarse de su situación, compartieron unas con otras sus sugerencias para acceso a recursos, para ayudarse mutuamente, y para lograr lo mejor para sus hijos. Por la tarde, obviamente, todos también querían lo mejor para toda la comunidad. Pero lo que compartieron fueron datos, estadísticas, encuestas e información similar para demostrar cuán negativa es la situación actual.

Por la mañana, los participantes se enfocaron en las oportunidades para ellos y para sus hijos y en cómo aprovechar esas oportunidades. Por la tarde, los presentadores se enfocaron en todos los problemas, sufrimiento y dolor que ellos enfrentan en sus vidas.

En definitiva, aquellos casi sin nada demostraron un alto nivel de optimismo, mientras que aquellos con casi todo se sentían ya derrotados. Unos dispuestos a trabajar y los otros esperando el fin. Por eso, lamenté tener que dejar el encuentro de la mañana y conscientemente me propuse no dejarme afectar por la negatividad del encuentro de la tarde.

Go Back