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Ya es hora de despertarnos del sueño de creer que estamos despiertos

Se podría decir que a lo largo de la historia los grandes pensadores y los místicos comparten un mismo y urgente mensaje para cada uno de nosotros, sin importar nuestra cultura, idioma, nacionalidad u otros factores personales. Y ese mensaje es: ¡Despiértate!

En los tiempos y los momentos actuales (tiempos cronológicos y momentos kairológicos, una distinción que ya hemos perdido), vivimos dormidos y creemos que estamos despiertos y, por lo tanto, nunca nos despertamos y seguimos tan dormidos como antes, confundiendo nuestra fantasía mental con la realidad.

Ya en la antigüedad Heráclito se quejaba de los que vivían dormidos y, por lo tanto, eran incapaces de conectarse con otros y con el universo, viviendo sin saberlo dentro de un encierro de autodestrucción que a la vez destruía las vidas y los futuros de las otras personas. 

Luego, en su famosa Alegoría de la Caverna, Platón gráficamente nos ayuda a visualizar esa vida de vivir dormidos creyendo que estamos despiertos, asumiendo erróneamente que la realidad que conocemos es toda la realidad y la única realidad posible. Así, preferimos las permanentes cadenas de la ignorancia a la temporal ceguera de ver la luz por primera vez. 

Siglos más tarde, Calderón de la Barca nos recuerda que “Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando.” En esa conocida expresión de La vida es sueño, Calderón enfatiza la palabra “engaño” y advierte con toda razón que aquella persona que se aferra a ese “engaño” se ha de despertar “en el sueño de la muerte”.

En el siglo pasado, en algún lugar (no sé dónde), Borges escribió que aquella persona que realmente comienza a despertarse se despertará más veces de las que se fue a dormir y comenzó a soñar. Dicho de otro modo, si uno sueña que sueña y en ese sueño sueña que sueña y así varias veces, cuando uno comienza a despertarse lo hace más veces que los niveles de sueños que tuvo.

Y eso es necesariamente así, agrego yo, para evitar el pernicioso autoengaño de creer que porque uno ya se despertó una vez entonces ya está despierto. Los niveles de la consciencia y de la autoconsciencia son tantos que el despertarse es a la vez un acto único y múltiple, como lo enseñaba Ksemaraja en su Doctrina del Reconocimiento hace mil años.

Hace solamente algunos años, la conocida trilogía The Matrix ejemplificó la posibilidad de que toda nuestra existencia pueda llegar a vivirse como una especie de sueño inducido tecnológicamente. Una caverna platónica, pero tecnológica, donde nos creemos humanos autónomos, pero somos sólo meras baterías totalmente manipuladas por máquinas inteligentes.

Sea como fuere, seguimos dormidos. Quizá en algunos momentos logramos por pocos segundos entreabrir los ojos y ver fugazmente la realidad. Pero inmediatamente, gracias al fuerte condicionamiento social y cultural, volvemos a cerrar los ojos. Y así “vivimos”, creyéndonos en control cuando somos controlados y aceptando todo engaño como si fuese verdad.

Pero ¿realmente podemos despertarnos a nosotros mismos de nuestro propio sueño? 

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