Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

Un futuro tan distinto como nuestro presente del pasado

La llegada de las fiestas de diciembre siempre genera conversaciones sobre el año siguiente y, como consecuencia, sobre el futuro. ¿Cómo será el futuro? No lo sé, excepto que estoy seguro que será tan distinto de nuestro presente como nuestro presente lo es del pasado.

Cuanto más leo y estudio sobre el pasado más me parece viajar a un lugar de fantasía en el que me siento casi perdido y entendiendo poco de lo que allí sucede. Y no es por desconocer la historia o los idiomas (algunos) de ese pasado, sino porque en la antigüedad se vivía y se pensaba de una manera muy distinta a la que nosotros lo hacemos.

Siempre me llama la atención, por ejemplo, que en la antigüedad (específicamente, la antigüedad grecorromana) no existía el cero. Eso es muy conocido. Lo que resulta menos conocido es que el uno no se consideraba como un número, ya que sólo puede haber números, se decía, donde hay más de uno.

Y lo que casi nunca se menciona es que los números tenían género. Todos los números impares era masculinos y todos los números pares era femeninos. Como en muchos casos las letras y los números eran intercambiables, se realizaban complicados cálculos para determinar el significado de una palabra por medio de su valor numérico.

Se creía, además, que los astros al moverse producían música y que, con cierta práctica, uno podría escucharla. Y leer y escribir eran dos habilidades separadas, de modo que quien sabía leer no necesariamente sabía escribir, y quien escribía no siempre entendía lo que estaba escribiendo.

La educación de los niños estaba a cargo de esclavos educados (“paidagogoi”, en griego) y los muchos niños no recibían nombres, sino números. Octavio (“octavo”, mejor conocido como Augusto, el primer emperador romano) es un claro ejemplo, como lo es el médico griego Sexto Empírico. Y Tercio (“tercero”) escribió a mano una de las cartas (Romanos) luego incorporadas en las escrituras cristianas.

Existen muchas otras diferencias. En aquella época se creía que el tiempo era circular  y se separaba el tiempo cronológico del tiempo existencial. Se decía que hasta los dioses tenían límites a su poder y que ellos también morirían. Se consideraba a las mujeres como propiedad y se le daba más importancia a lo viejo que a lo nuevo, sobre todo en el caso de ideas y de religiones.

A más de dos milenios de aquellas ideas, resulta casi incomprensible explicar cómo llegamos a un mundo con el cero, con el uno y con números sin género y separados de las palabras, en el que los maestros les enseñan a los niños y los niños tienen nombres, no números, y en donde el tiempo es lineal, los dioses han sido destronados por la ciencia y lo nuevo siempre es mejor que lo viejo.

Por eso, no resulta descabellado pensar que en el futuro tendremos un mundo en el que prácticamente no reconoceremos ninguno de los elementos que ahora resultan tan importantes en nuestra vida diaria.

Go Back