Project Vision 21

Nadie duda de que estos son tiempos difíciles para la humanidad. De hecho, son tan difícil que uno no sabe si se trata de un cambio de una época histórica a otra o si nos estamos acercando al final de la humanidad. Y tampoco se duda de la incapacidad de los dirigentes y de los expertos para hacer algo para cambiar y mejorar la situación.

Ante esa situación, en este momento de alta volatilidad, constante incertidumbre, máxima complejidad e infinita ambigüedad, en este momento histórico en el que ya no sabemos quiénes somos, qué hacer ni hace dónde vamos, viendo la impericia (y, a veces, la estupidez) de los líderes, nos toca a nosotros convertirnos en aquellos que siempre hemos estado esperando.

Dicho de otro modo, este es el tiempo de llegar a ser quienes realmente somos, de traer el presente nuestra mejor versión futura, de elevarnos al nivel necesario para responder al desafío, de cambiar de perspectiva y de ampliar el horizonte histórico para poder así cocrear un nuevo futuro.

Cada día vemos una y otra vez que los líderes (sean políticos, científicos, educadores, o quienes fueren) parecen estar constantemente improvisando sin jamás llegar a encontrar respuestas a nuestra apremiante situación. La razón es sencilla: se aferran a un mundo que muere y, por eso, no pueden hacer lugar para el mundo que está naciendo. 

Sin embargo, la velocidad del cambio (sea un cambio social, tecnológico, generacional, educativo o incluso planetario) es tan rápida, abrumadora y desorientadora que la época de improvisar soluciones ya pasó. De hecho, la época de repetir el pasado y de perpetuar el presente ya pasó.

Incluso debemos decir que la época de solucionar problemas ya pasó: ahora estamos en la época de cambiar sistemas. Sin embargo, los dolores por las heridas de muerte del viejo sistema y por lo dolores de parto del nuevo sistema son tan grandes que claramente la transición será muy difícil, quizá incluso aterradora.

Por eso, a quienes vivimos en esta época en la que la pandemia se suma a la constante amenaza a la destrucción total del planeta (sea por una guerra nuclear o por recalentamiento mundial, o por lo que sea), y en la que la inteligencia artificial amenaza con reemplazar y desplazar a los humanos, nos toca a nosotros, las personas comunes, responder a un desafío que nada tiene de común.

Dicho de otro modo, es nuestra responsabilidad transformarnos en aquellos que siempre esperábamos que llegasen a ayudarnos. Nosotros somos esos “aquellos” y ahora tenemos la responsabilidad de implementar soluciones creativas e innovadoras para beneficio de todos y de todo: todas las personas y todos los seres vivos del planeta, incluyendo el planeta.

Es posible incluso que, como lo anticipa la NASA, en poco tiempo nos encontremos con seres inteligentes de otros planetas. En ese contexto, como dijo el sabio rabínico Hillel el Viejo: “Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí? Si sólo soy para mí, ¿qué soy? ¿Si no es ahora, cuando?".