Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

Nada y un cuarto resulta algo digno de celebrar

Francisco Miraval

Según un conocido tango, veinte años no son nada. Estoy de acuerdo con esa apreciación, pero me apuro a añadir que nada y un cuarto (25 años) representan un segmento importante de la vida y, por lo tanto, digno de celebrar. Por lo menos, eso es lo que siento al celebrar esta semana 25 años de matrimonio.

Recuerdo con simpatía y un toque de nostalgia el revuelo y asombro que causamos mi esposa (entonces mi novia) y yo en la iglesia a la que asistíamos en mi Buenos Aires natal cuando decidimos ponernos de novios.

¿Quién podría pensar que alguien como yo, casi hereje desde un punto de vista teológico y dedicado al impráctico mundo del estudio de la filosofía, jamás consiguiese una novia y mucho menos una esposa?

Recuerdo, sin tanta simpatía, las voces de amigos (con y sin comillas) compartiendo, no siempre con buena intención, todo tipo de consejos y advertencia, y a veces entre especulando y apostando cuánto tiempo duraría nuestro matrimonio. La mayoría creía que sería sólo entre algunos meses y unos pocos años.

Cuando, por esas cosas de la vida, se nos presentó la invitación para seguir con nuestras carreras, estudios y trabajos fuera de Argentina, las especulaciones crecieron no sólo sobre cuánto tiempo duraría el matrimonio, sino sobre cuánto tiempo pasaría antes de que, juntos o separados, regresásemos a Argentina.

Un cuarto de siglo después, una nada y un cuarto después, aquellos recuerdos se han transformado en lecciones que nos han enseñado a no aceptar sin cuidadoso análisis las opiniones y consejos de aquellos que, incluso con buenas intenciones, están más interesados en proyectar sus propios límites y deseos que en impulsar el mejoramiento y progreso de otros.

El camino no ha sido fácil, pero nunca esperamos un camino sin obstáculos. Y, con realismo pero sin pesimismo, tampoco anticipamos un camino fácil en los próximos 25 años, o 50 años, o los años que Dios nos dé.

A lo largo de ese camino hemos aprendido que en definitiva sólo nos tenemos el uno al otro ya que todo en la vida, desde las cosas materiales como dinero, salud y trabajo, hasta las personas como familiares y amigos, cambia, viene y se va.

Sea como fuere, este aniversario de “nada y un cuarto” nos encuentra en otro país y en otra cultura, y hablando un idioma distinto que el usamos hace 25 años cuando nos prometimos fidelidad en toda circunstancia. Aunque desde muchos puntos de vista no somos los mismos que en aquella época, nuestra identidad se mantiene por el hecho de seguir perteneciendo uno al otro.

No habrá grandes celebraciones, sino grandes, profundos y sinceros agradecimientos. Dios nos ha bendecido de muchas maneras, incluyendo dos hijos que se han encontrado con la difícil tarea de tratar de educar a sus padres, quienes no siempre están predispuestos a aprender todo lo que se debe aprender para enfrentar el futuro.

Hoy celebramos hoy “nada y un cuarto” y seguiremos, Dios mediante, celebrando por muchos años más.

Go Back