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Cuando las madres hispanas se movilizan logran resultados

Francisco Miraval

La semana pasada asistí a un evento en el que un grupo de decenas de madres hispanas iniciaron un proyecto para comenzar a educar a los maestros de sus hijos. Cansadas que la cultura y las tradiciones que ellas les enseñan a sus hijos sean desvaloradas por el personal docente las madres hispanas se decidieron a mandar los maestros a clases.

El proyecto, sin embargo, no resultará sencillo, ya que las madres en cuestión viven en una zona con un alto nivel de pobreza y a la que pocas veces llegan subsidios para iniciativas comunitarias. Y no todos los maestros están tan seguros que ellos necesitan educarse sobre los hispanos.

Pero estas madres saben que esos obstáculos son desafíos a superar, no problemas a resolver. Y lo saben porque ellas ya han organizado conferencias de liderazgo cuando nadie lo había hecho antes y han enviado este año una delegación de maestros y estudiantes a una reunión en la Casa Blanca.

Por eso, las madres ahora recaudarán fondos por medio de actividades comunitarias para enviar a varios maestros no latinos a escuelas en América Central, para que los maestros “no solamente conozcan nuestra cultura, sino que también la vivan”, como me dijo una de las madres.

Y aunque aún faltan varios meses para que esos viajes se concreten, la iniciativa de las madres ya está teniendo un impacto en la escuela, porque maestros que antes no tenían contactos con las familias hispanas ahora hasta se toman fotografías con esas familias.

Estas madres, a pesar de ser inmigrantes, de carecer de un alto nivel de educación formal y de enfrentar cada día serios desafíos sociales, comenzaron por iniciativa propia a cambiar su comunidad. Y no son las únicas.

En otra escuela, las madres latinas se cansaron de presenciar conductas irrespetuosas del personal administrativo hacia ellas y hacia sus hijos, y también se cansaron de que las autoridades correspondientes no interviniesen para corregir la situación. Por eso, sin dejarse intimidar, se movilizaron hasta lograr los cambios administrativos y académicos que buscaban en la escuela de sus hijos.

No todas las movilizaciones se enfocan en establecimientos educativos. Otro grupo de madres latinas en un vecindario económicamente desfavorecido logró que se modificasen las rutas de los buses de pasajeros para acomodarse a las necesidades de transporte de esas madres. Y no les importó ni llenar los petitorios correspondientes ni hacer presentaciones a favor de su caso frente a altos funcionarios públicos.

Comparados con el desafío de dejar el país natal para iniciar una nueva vida en Estados Unidos y de criar a hijos en un contexto social y cultural muy distinto del que ellas fueron criadas, todos los otros desafíos que estas madres enfrentan, aunque importantes, parecen pequeños. Y las madres lo saben y por eso logran resultados.

Lo que los políticos prometen y no cumplen y lo que los expertos tendrían que resolver pero no pueden, eso es lo que logran las madres latinas cuando se movilizan a favor de sus hijos y familias.

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