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“Eso ya lo sé porque lo vi en una película”

Francisco Miraval

Pocas cosas me molestan más que encontrarme con alguien que cree que realmente sabe algo solamente porque alguna vez vio alguna película relacionada con el tema. Pero esos encuentros ocurren cada vez con mayor frecuencia, por lo que se resulta más difícil mantener una creciente apariencia de calma y serenidad.

Recuerdo, ya hace años, a un cierto joven dando una clase de la vida de Jesús. Su presentación sobre Jesús era muy buena y realmente atrapaba con sus detalles y con sus descripciones de dónde había estado y de quién rodeaba al antiguo predicador.

La audiencia seguía casi con asombro lo que aquel joven estaba diciendo y, aunque todos (obviamente) conocían el final de la historia, aun así seguían prestando atención. Llegó entonces el momento en el que Judas traiciona a Jesús y Pedro lo abandona, justo antes del punto culminante de la historia. Y repentinamente, el joven dejó de hablar.

El joven miró a la audiencia y dijo (con toda seriedad): “Hasta ahí pude ver la película. Después ya me fui a dormir porque al otro día tenía que ir a trabajar”.

Lo que en un momento le pareció a la audiencia verdadero conocimiento y sólida preparación era solo la repetición (bien hecha, por cierto) de una película. Y ese “conocimiento” llegaba sólo hasta donde el joven había visto la película.

Creo que esa situación  se repite más a menudo en la actualidad. No importa de lo que uno hable, desde viajes espaciales hasta monstruos, desde asesinatos hasta descubrimientos científicos, desde música hasta literatura, la respuesta es “Sí, ya sé. Lo vi en una película”.

Pero el significado de esa respuesta no es “Ahora que entiendo un poco el tema y su contexto, hablemos de esto”, sino “Ya lo vi en una película por lo que ya no necesitamos ni hablar ni pensar más en esto”. Y hasta lo dicen con buena intención.

En algunos casos, cuando resulta posible, pido que me den más información sobre la película en sí (año de estreno, actores, director) y sobre la manera en que esa película enfoca el tema en cuestión. Hasta allí llega la conversación, porque cuando pregunto “¿Y tú que piensas de eso?” o se termina el diálogo o vuelve a la película.

Es obvio que ya desde la antigüedad los seres humanos hemos usado distintas expresiones artísticas para explorar aquellos rincones del universo y de la vida, reales o imaginarios, que de otra manera permanecerían  cerrados y ocultos. El cine, como parte de aquella tradición, a veces también crea situaciones que motivan tanto nuestro intelecto como nuestras emociones.

Pero de allí a asumir que todo puede resolverse citando a alguna película me parece no solamente una exageración sino una peligrosa pereza mental. Pero creo que es poco lo que todavía se puede hacer para cambiar la situación.

Por eso, cuando uno de mis estudiantes cita una película, me quedo pensando: “De todos los salones de clases en todas las ciudades de todo el mundo, él/ella entra en el mío”.

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