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¿Dentro de qué cerebro estamos entonces viviendo?

Francisco Miraval                                

Recientes estudios astronómicos realizados por científicos del Observatorio Europeo del Sur (de hecho, tres grandes telescopios en Chile) parecen indicar que las más gigantescas estructuras del cosmos estarían alineadas unas con otras, a pesar de estar separadas por inimaginables distancias de miles de millones de años luz.

Según una ponencia publicada el pasado 19 de noviembre en la revista especializada Astronomía y Astrofísica por el Dr. Damien Hutsemékers, de la Universidad de Lieja (Bélgica), los ejes de rotación de los súper masivos hoyos negros en el centro de las galaxias están paralelos unos con los otros.

Además, los científicos notaron que los ejes de rotación de los 93 cuásares que estudiaron parecen también ser paralelos con las “grandes estructuras cósmicas” en las que esos cuásares se encuentran.

Las estructuras a las que Hutsemékers y sus colaboradores se refieren son impensablemente masivas. Las estrellas, como sabemos, se agrupan en galaxias. Las galaxias también tienen sus grupos. Y los grupos de galaxias forman “racimos”. Y el conjunto de racimos forma “súper racimos” galácticos, que se conectan unos con otros por filamentos que algunos llaman “la red cósmica”.

Ahora, según Hutsemékers, existe por primera vez “confirmación observacional” que los cuásares están alineados con los súper racimos galácticos de los que forman parte, algo que, en opinión del científico mencionado, tiene menos del 1 por ciento de posibilidades de ocurrir al azar.

En otras palabras, para este grupo de científicos europeos, nada en el universo parece estar donde está al azar, sino que aparentemente existiría un modelo numérico (o matemático) guiando la evolución de nuestro universo. Es decir, parece haber un plan y, por lo tanto, se puede especular que habría cierta inteligencia en el diseño del universo. Pero eso no significa que esta inteligencia esté fuera del universo.

Varios investigadores han notado que la llamada “red cósmica” que une las súper estructuras del universo se parecen demasiado a las redes neuronales del cerebro humano. Para decirlo de otro modo, el universo sería un gran cerebro y nosotros estaríamos viviendo dentro de ese cerebro. Y si así fuese, ¿dentro del cerebro de quién estamos viviendo?

En 1990, el Dr. Frank Meshberger publicó un artículo en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), titulado “Una Interpretación de la ‘Creación de Adam’ por Miguel Ángel Basada en Neuroanatomía”.  En ese artículo, Meshberger sostiene que la famosísima pintura en la Capilla Sistina (finalizada en 1512 y en la que Adán y Dios casi se tocan el dedo) no representa a “Dios” sino al cerebro humano, debido a las numerosas similitudes entre la imagen de “Dios” y a la forma del cerebro humano visto de perfil.

Parece, entonces, que Miguel Ángel ya había notado esa conexión cósmica entre el universo (“Dios”) y los seres humanos (“Adán”).

¿Podemos quizá decir que el universo es un gran cerebro y el cerebro un pequeño universo? ¿Y dónde radica la conexión entre uno y otro? ¿Todavía existe esa conexión o ya la hemos perdido? ¿Y quién entonces está pensando a quién? 

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